jueves, mayo 04, 2006

Lo que siempre quise decir


Cuando era pequeño me gustaba ir a la casa de mi vecina. Tenía dos hijos y yo me "acoplaba" todas las tardes a la tertulia y me reía de lo grande con ellos... a pesar de mi corta edad. Una tarde, bastante tarde, allí seguíamos, riendo sin parar. Nos dió un ataque de risa de esos incontrolables, de los que te hacen lagrimear, te falta la respiración y empieza a doler la mandíbula. De repente se abrió la puerta y entró mi madre bastante enfadada, me cogió del brazo y me llevó a casa...

- todo lo que rías -me decía- después lo llorarás...


Y yo aquello no lo entendía, me parecía absurdo (me lo sigue pareciendo)... pero cuando al día siguiente, no recuerdo porqué, no paré de llorar desconsoladamente durante horas, se me quedó grabado como si de una gran lección de la vida se tratase.

A veces... sólo a veces, cuando todo parece ir mejor, cuando sonrío cada mañana, cuando me vuelven a dar ataques de risa incontrolables... recuerdo aquella tarde.